Opinión

Preferir la gobernanza

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En Órbita | Marcelo Salinas
SIPSE

El escenario político-administrativo actual acapara la atención por los equilibrios de poder; esa correlación de fuerzas, balances y contrapesos, que configuran un atmósfera distinta a la de otras épocas y que gusta por su pluralidad. Los 11 presidentes municipales tomaron las riendas en ese panorama inédito. O intentan tomarlas.

A horas de haber asumido, Hernán Pastrana Pastrana encontró una rebelión encima, cuando el Cabildo de Othón P. Blanco le rechazó todas sus propuestas. Hasta donde se conoce, la síndica municipal, Yensunni Martínez, comandó la ofensiva contra los seis nombramientos de la primera autoridad, desde el secretario general hasta el titular de Seguridad Pública.

En Solidaridad, Laura Beristáin Navarrete (también de Morena como Pastrana) se enfrentó al síndico Omar Sánchez Cutis y compañía durante la primera sesión, apenas minutos después de que los protagonistas rindieran protesta. En su tono firme habitual, Beristáin Navarrete se opuso a la intentona desestabilizadora.

La presidenta reapareció un día después y desconoció la legalidad de los nombramientos de los rebeldes, pues la sesión quedó suspendida por falta de garantías, en tanto denunció amenazas de Gerardo Ortega Otero, esposo de Samaria Angulo, la regidora del PAN y ex presidenta interina. Finalmente restauró el orden con diálogo. Salió airosa.

Ante tales hechos los cuestionamientos abundan: ¿Quiénes motivan el desorden y por qué? ¿Es fuego amigo o enemigo? ¿Quieren arrodillarlos en el arranque, en el seno de sus Ayuntamientos? ¿A quiénes favorece la inestabilidad? Las respuestas podrían ser múltiples y diversas; algunas, inclusive, basadas en la rumorología, el sospechosismo y la conspiración, tan comunes en dicho ámbito.

Lo cierto es que en Playa del Carmen se pudo contener, pero no así en Chetumal. Porque Pastrana pulsa además una realidad que le espeta como a pocos: deudas, críticas, “amotinamientos”… No es gratuita la versión de que una supuesta enfermedad le impedirá continuar administrando.

Quizá los mismos han propagado polémicas en otros municipios, con propósitos todavía desconocidos, aunque sí sospechados. Desde luego, a nadie conviene la falta de acuerdos, aunque sí las diferencias porque de eso se trata la democracia.

En un contexto como el actual, cuando cobran vigencia los ejercicios de política comparativa, entender quiénes son oposición y para qué, o cómo se logran los consensos más amplios, es una tarea difícil.

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