Haydee García | Opinión
Incluso en la recta final de su administración, el gobierno municipal que encabeza el morenista Otoniel Segovia Martínez sigue escupiendo una y otra vez en las leyes y principios que el propio presidente López Obrador pregona, situación que se evidencia en el descarado nepotismo que impera en el ayuntamiento de Othón P. Blanco, ahora con la actual síndico municipal, Abigail Alonzo Barradas, suplente de Yensunni Idalia Martínez, quien por sus pistolas impuso a su esposo como asesor, y para colmo este la representa en diferentes reuniones que hasta preside frente a funcionarios de diversos ámbitos gubernamentales.
Este sujeto es Manuel Alberto Ucan Ponce, quien se pasea por todas las áreas del Ayuntamiento exigiendo trato de jefe, pues se ostenta como el “esposo de la Síndico Municipal”.
Pero, ¿quién es Manuel Ucan? Por si no lo conoce, fungió cómo Director de Control Presupuestal de la Tesorería Municipal en el gobierno de Eduardo Elías Espinosa Abuxapqui, y su esposa, Abigail Alonso, era décimo cuarta regidora. ¿Se alcanza a ver la estela de complicidades?
El esposo de la síndico es un descarado ejemplo del nepotismo y la sinvergüenzada del gobierno municipal de la «4T», que pasará a la historia porque sus funcionarios han brindado todo tipo de concesiones políticas y económicas a miembros de su propia familia o parientes cercanos, por lo general en forma de nombramientos para ocupar puestos públicos o candidaturas de elección popular, aunque también adjudicándoles contratos oficiales y utilizando, en cualquier otra forma, la posición política para favorecerlos en forma indebida.
La Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos de Quintana Roo, en su artículo 47 apartado XIV, dice que los funcionarios deben excusarse de intervenir en cualquier forma en la atención, tramitación o resolución de asuntos en los que tenga interés personal, familiar o de negocios, incluyendo aquellos de los que pueda resultar algún beneficio para él, su cónyuge, parientes civiles o por afinidad y/o consanguíneos hasta el cuarto grado, e incluso, para terceros con los que tenga relaciones profesionales, laborales o de negocios, o para socios o sociedades de las que el servidor público o las personas antes referidas formen o hayan formado parte.
Este precepto es similar en el reglamento de responsabilidades administrativas y procedimientos ante la contraloría del Ayuntamiento de Othón P. Blanco del Estado de Quintana Roo, que señala que la contraloría municipal debe vigilar que todos los/las servidores(as) públicos(as) asuman y den cumplimiento de manera responsable a los valores y directrices éticas establecidas en el Código de Ética para los Servidores Públicos del H. Ayuntamiento del Municipio de Othón P. Blanco.
Código de Ética que claramente la síndico municipal, Abigail Alonzo Barradas, lo utiliza como papel sanitario. Así están las cosas en el ayuntamiento capitalino, por ello en nuestro país, la problemática conocida como “nepotismo” se ha practicado por mucho tiempo, sin ninguna dificultad, al grado de existir familias que dirigen por décadas instituciones gubernamentales, partidos políticos y dinastías presidenciales.