Tiro Libre | Anwar Moguel
Nadie puede dudar de que Andrés Manuel López Obrador sabe, y mucho, de política. Y así lo demostró en su gira por Quintana Roo.
López Obrador es un político formado al viejo estilo donde las palabras, presencias y ausencias son claves y no sólo formas.
En ninguno de sus recorridos incluyó, por ejemplo, a la senadora Marybel Villegas, más borgista que morenista y quien ha sostenido una guerra sucia plagada de difamaciones contra el gobernador Carlos Joaquín, en su campaña anticipada a la gubernatura.
En cambio, mantuvo cerca y para la foto a la presidente municipal de Benito Juárez, Mara Lezama, al diputado federal y enlace en la entidad para el proyecto del Tren Maya, Luis Alegre Salazar, y se hizo acompañar desde su recibimiento por el senador José Luis Pech.
Mara, Alegre y Pech, figuras de Morena en Quintana Roo, han mantenido hasta el momento la coordinación institucional que se requiere con el gobierno estatal, sin los escándalos virtuales, berrinches y campañas difamatorias que han sido el único sello en la gestión de la senadora Villegas.
Es evidente que López Obrador observa, escucha y confía en los que, como viejo político, debe confiar para la sucesión gubernamental en este estado donde ha empezado la construcción del tramo más rentable de su obra emblemática: el Tren Maya.