Opinión

Los mensajes del informe

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Opinión QRoo | Marcelo Salinas
SIPSE

Durante su segundo informe de labores el gobernador Carlos Joaquín González insistió en la idea del trabajo conjunto para seguir avanzando. Lo ha hecho desde el inicio, en 2016, cuando encabezó la primera alternancia en Quintana Roo. Las condiciones han cambiado, pero no los retos que deberán superarse.

Las reglas son distintas, porque el nuevo mapa político-electoral no solo configura una atmósfera inédita, sino porque tanto el surgimiento como el reacomodo de los actores obligan a buscar constantemente más consensos en otros niveles y poderes, incluso más allá de las fronteras estatales.

En ambos discursos (en el Congreso del Estado y en el Centro de Convenciones de Chetumal), Joaquín González reafirmó su voluntad por consolidar la unidad “para que las familias quintanarroenses se sienten en una gran mesa común a compartir los frutos del desarrollo”, expresó en una parte de su alocución.

Por lo mismo, les habló a los políticos de hoy y a los servidores públicos del mañana, dirigiéndose a los integrantes de los otros poderes, principalmente a diputadas y diputados, así como a las autoridades electas locales, quienes a fin de mes asumirán funciones.

Quizá esta frase en el Congreso -proferida ya por él en otros foros- resume tal intención: “Porque los gobernantes que surgen de la voluntad de los ciudadanos deben permanecer junto a ellos y trabajar sólo para el bienestar de su comunidad”.

O lo mismo podría decirse de ésta: “Todos juntos; lo repito: todos juntos, necesitamos trabajar en esta cruzada por recuperar Quintana Roo y devolverle a nuestra gente la esperanza, la confianza y la dignidad institucional que fue secuestrada y que dejó al estado y a sus municipios en la mayor bancarrota y endeudamiento de su historia”.

En líneas generales, invitó a ser austeros; a servir incondicionalmente a la población; a aceptar la decisión en las urnas; a respetar las autonomías; a avanzar humildes pero firmes, así como a preferir el diálogo, la tolerancia y la comprensión, aceptando la crítica y corrigiendo los errores.

Por último advirtió: “Hay todavía quienes no quieren que las cosas cambien, que se resisten y que ponen obstáculos”. Aquí lo inquietante: si su gobierno ya está abierto a un escenario múltiple y diverso como el actual, pero algunos siguen poniendo trabas, el desafío se torna más complejo.

Con todo ello pone la mesa para los acuerdos, con miras a las elecciones de 2019 y rumbo al tercer año, cuando deberá consolidar su mandato. A final, el ciudadano tendrá la última palabra, como en 2016 y en julio pasado, así que sabrá premiar o castigar las acciones que verá.

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