Opinión

La apuesta por Capella

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En Órbita | Marcelo Salinas

La historia la cuentan “de película”: en noviembre de 2007 llegaron unos pistoleros a su casa para asesinarlo, en Tijuana, pero fueron repelidos con fiereza por él. No era todavía el jefe policiaco municipal, sino dirigente del Consejo Ciudadano de Seguridad. Casi dos años después cayó uno de los verdugos, quien reveló los detalles.

Tanto en Baja California primero, como en Morelos después, recibió innumerables amenazas. Desde que llegó a Quintana Roo ha estado en la primera línea de información por lo mismo, aunque también por su misma personalidad: cuentan que es un líder nato; y para nadie es secreto que también un servidor público mediático, como se le ha visto frente a las cámaras. La más reciente, en el programa de Loret de Mola, al que fue invitado.

Podrán estar de acuerdo con sus formas o no, pero nadie puede criticar que es un improvisado. Alberto Capella sabe su trabajo como pocos los que han venido para encarar el desafío más importante por estos tiempos. Las estadísticas, que son datos duros, dan cuenta de una labor efectiva. Si su estilo no es el éxito en sí, al menos pasa por ahí.

Logró una disminución en homicidios dolosos, extorsiones, secuestros y otros de alto impacto, en los más de cuatro años al frente de la Comisión de Seguridad Pública de Morelos, que colocaron a ese estado en semáforo verde, según tasas por cada 100 mil habitantes y cifras absolutas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Cuando fue designado aquí, notificó que las policías municipales y la estatal estarán bajo un mando único, se crearán comités de vigilancia vecinales y se coordinará con los municipios para unificar la política de seguridad estatal. Esa fue parte de su estrategia también en Morelos.

La semana pasada, en el contexto de la revuelta de un grupo en Benito Juárez, estuvo más activo que nunca y encontró la coyuntura ideal para adelantar ese plan en el municipio más relevante en todos los términos.

Entonces, si ya se conocía la estrategia, no debió provocar tal asombro. El escándalo fue promovido con otros fines, evidentemente estériles porque los procedimientos y las jerarquías ya no se discutirán.

Con la ratificación de Jesús Pérez Abarca en la corporación de Cancún el sábado pasado, el mando centralizado se empieza a probar. Ojalá que este proyecto mancomunado rinda iguales o mejores frutos que en las otras entidades mencionadas. Por lo pronto, la esperanza está en su apogeo.

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