Rubén Torres Martínez
La Jornada Maya
El presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal Ávila, se ha vuelto a situar en el ojo del huracán al estar actuando coherentemente con lo que corresponde hacer en su papel como legislador. Tirios y troyanos se han dado a la tarea de difundir la imagen de un senador rebelde e indisciplinado al presidente electo. Algunos lo acusan de alta traición y están ya solicitando una eventual expulsión de las filas de Morena. Otros lo muestran como ejemplo de la falta de cohesión al interior del grupo en el poder. Ni unos ni otros acaban de entender que los poderes, ejecutivo y legislativo, son distintos, complementarios en el mejor de los casos, pero diferentes.
Pero no es la primera ocasión que Monreal se halla en una situación similar. Ya en el pasado, el varias veces legislador, ha colisionado con su grupo y aliados políticos. La más antigua que se le recuerde fue su ruptura con el PRI en 1997 por no conseguir la candidatura para la gubernatura de Zacatecas. Monreal se fue al PRD, partido con el que finalmente obtuvo la ansiada gubernatura. La más reciente habría sido su amago de irse por la libre para competir por la gubernatura de la Ciudad de México a inicios de 2018.
Fue justamente en aquel lejano 1997 cuando Monreal, como candidato al gobierno de Zacatecas, y AMLO, como presidente del PRD, deciden pactar una alianza para ir juntos en un proyecto político más amplio. Muchos han acusado a Monreal y AMLO de pragmáticos, en los hechos han compartido visiones y proyectos de lo que consideran debería ser el país. Lo anterior permitió que con el tiempo Monreal se consolidara como uno de los “generales” del ahora presidente electo. Y es que se debe reconocer que Monreal además de tener un olfato político bastante desarrollado, siempre se ha mostrado como un operador eficiente. Muestra de lo anterior fue el voto histórico alcanzado por AMLO en la segunda circunscripción en las pasadas elecciones. Una circunscripción donde en las elecciones de 2006 y 2012 AMLO nomás no “pintó”, en este 2018 se posicionó como primera fuerza política y gracias en gran medida al trabajo realizado por Monreal como coordinador de circunscripción.
Junto con Marcelo Ebrard, Tatiana Clouthier, Claudia Sheinbaum, Martí Batres y Mario Delgado, Monreal se encuentra entre los brazos políticos y altamente operativos del proyecto AMLO (Romo, Urzúa, Moctezuma, etcétera, también cercanos al presidente se encuentran en otra categoría). Monreal se ha distinguido a lo largo de su carrera como legislador por las propuestas de corte social que ha ido presentando, algunas muy espectaculares, como la promoción del voto de mexicanos en el extranjero, y otras mucho más discretas como la de incluir vocablos de género en algunas leyes.
Eliminar comisiones bancarias
Por eso no era de extrañar que Monreal lanzara una iniciativa que busca reducir, y en algunos casos eliminar, comisiones bancarias. La iniciativa sin lugar a dudas es plausible y deseable en un país como México, donde simple y sencillamente los bancos hacen y deshacen a su gusto. No nos ocuparemos de ello en este momento, pero todos hemos pasado la mala experiencia de observar los intereses agiotistas que cobran los bancos en nuestro país.
Monreal lanza la iniciativa y se vuelve el villano de la película. Tanto para aliados como contrincantes, la propuesta no debía ser presentada a escasos días de la toma de protesta de AMLO como presidente en funciones. Los mercados se asustaron, la bolsa cayó, la terrible “mano invisible” apareció, y tanto presidente electo como futuro titular de la SHCP tuvieron que salir al quite. El senador ha señalado que él actuó conforme a su rol de legislador y que no tenía por qué acudir al futuro ejecutivo para tener su visto bueno. El problema es que la comentocracia ha querido entender lo que mejor le conviene de todo este asunto.
Monreal ha señalado que apenas en días pasados terminó de leer el libro de Por qué fracasan los países (Acemoglu y Robinson 2012) y que ello fue un aliciente para presentar su propuesta. El senador sabe que México muy probablemente se encuentre en el “punto de inflexión” del que hablan los autores para subirse al tren de un desarrollo económico y social más justo o de plano sumirnos en una desigualdad con pobreza extrema de la que difícilmente podremos salir en el futuro. Quizás ahí radica en realidad la importancia de la mentada “cuarta transformación” y Monreal lo ha entendido.
No nos equivoquemos, Monreal y AMLO no están confrontados, y no se van a confrontar en el futuro inmediato o mediano, ambos están bajo el mismo proyecto y trabajan para ello realizando un diálogo continuo y constante, donde no siempre hay acuerdos ni coincidencias, pero será justamente eso lo que le dará fuerza a un gobierno que desde ya es descalificado por sus oponentes por “autoritario”.
Monreal es lo suficientemente hábil y tiene la experiencia necesaria para saber que una iniciativa como la que presentó, jamás será descalificada por AMLO, éste último sólo la enfrió; y que además dicha iniciativa lo posiciona como un legislador preocupado y cercano a problemas concretos que atañen a millones de mexicanos. A la larga Monreal está apostando a posicionar una parte de su propia agenda, que para nada va en contra de la agenda AMLO y de la cuarta transformación. Y es que si nos encontrásemos en una partida de ajedrez, Monreal sabe que por el momento le toca ser Caballito de guerra, pero que en un futuro no muy lejano podría coronar y entonces tomaría la fuerza que tiene una Dama.
Zoom anatómico. La rebelión de los gobernadores panistas contra los llamados súper delegados, se acabará en el momento en que se les acuda a realizar una simple auditoría.