Opinión

El tren maya, un proyecto sensible

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Opinión | Luis Alegre Salazar
La Jornada Maya

Como empresario radiofónico, hotelero e ingeniero industrial con amplia experiencia en el tema de las telecomunicaciones, fui invitado por Andrés Manuel López Obrador para sumarme a proyectos como el tren maya, el transístmico y la distribución de Internet en comunidades rurales. Esta convicción de servir a la gente me llevó posteriormente a participar con él movimiento y partido de Morena.

El hoy presidente electo anunció recientemente la ampliación del proyecto del tren maya, de 900 a mil 500 kilómetros, con una inversión de 150 mil millones de pesos que, se gaste en lo que se gaste, va a ser un detonante económico no sólo para la península de Yucatán sino para todo el sureste del país. 

No sólo se está creando infraestructura en el país; se está poniendo en marcha un producto turístico.

Pensemos en los cruceros. Uno puede embarcarse por tres, siete días o hasta dos semanas para visitar las diversas islas caribeñas parando en cada una. Ahora imaginemos un crucero tierra adentro en el cual podemos visitar el mundo maya: Chichén Itzá, Tulum, Calakmul, etcétera. En vez de tomarnos siete horas para ir de Cancún a Palenque, emplear en ello siete días. Eso es el tren maya. 

Este ferrocarril no sólo va a tener vocación turística, sino también de transporte de personal y de carga, interconectando el puerto de Progreso al ramal de Cancún-Tulum. Es mucho más eficiente transportar carga por tren que por carretera, y así estas últimas sufrirán mucho menos desgaste y durarán más. 

Los ejidos se verán beneficiados aportando mano de obra, aprovecharán sus bancos de materiales, y por ejemplo, los madereros podrán vender durmientes. Todo esto pensando en el beneficio a las comunidades locales.

Ahora bien, ¿qué ocurrirá con los bosques y los asentamientos humanos irregulares a lo largo de la ruta del tren? El presidente electo designó a Rogelio Jiménez-Pons, un extraordinario arquitecto con visión urbanística de alto nivel, como futuro director de Fonatur, organismo que operará el tren maya. He participado desde hace varios meses en las juntas del tren y he visto la capacidad e intelecto del arquitecto Jiménez- Pons. Tiene una visión incluyente y con mucha sensibilidad para resolver los temas de complejidad que implican un proyecto de esta magnitud. Está tomando esta la oportunidad de este proyecto de gran envergadura para implementar estrategias de rescate a nuestras áreas naturales protegidas, apoyándose en el plan de reforestación del millón de hectáreas, y proyectando comunidades dignas, especialmente para nuestros ciudadanos que viven en condiciones precarias.

Esto, aunado a la descentralización de las diversas secretarías de Estado, sin duda impulsará más las economías locales. Quiero resaltar que la primera secretaría que cambiará de sede será la Turismo. Quintana Roo le dará la bienvenida a Miguel Torruco Marqués, quien viene con toda la experiencia, capacidad y apoyo del sector turístico del país, a establecerse en la ciudad de Chetumal. ¡Bienvenido licenciado Torruco!

Subámonos al tren de la cuarta Transformación de México, en beneficio de toda la nación.

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