Opinión

El “Rambo” tijuanense en Quintana Roo

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Como se anticipó desde hace varios días finalmente este miércoles el abogado/activista convertido en jefe policíaco, Jesús Alberto Capella Ibarra, fue presentado por el gobernador Carlos Joaquín González como el nuevo encargado de la Seguridad Pública en Quintana Roo, en sustitución de Rodolfo del Ángel Campos quien sufrió un desgaste enorme en solo dos años de gestión por la implacable ola de violencia que ha azotado con furia estas tierras caribeñas desde 2017.

El nuevo “mandamás” de la Policía Estatal es un personaje de relevancia nacional, guste o no su estilo. Saltó de las calles de una de las ciudades más violentas del país, Tijuana, donde fue el principal organizador de un movimiento social contra la violencia y los narcoasesinatos, a ser el encargado –en dos ocasiones– de la policía de ese municipio, y después Comisionado de Seguridad Pública en el estado de Morelos, invitado por el gobernador Graco Ramírez.

El apodo del “Rambo” tijuanense se lo ganó, según consignan medios de esa ciudad fronteriza, después de narrar que sobrevivió al ataque de un comando armado enviado por el Cártel de los Arellano Félix a su domicilio, repeliendo el atentado por sí solo con un arma larga olvidada por uno de sus escoltas.

Dicha versión, a la que pocos dieron crédito, lo hizo aún más conocido.

Pero lo verdaderamente relevante para los quintanarroenses es si tendrá la capacidad para lograr lo que su antecesor no pudo: controlar el embate sangriento del crimen organizado y pacificar al estado.

No se puede predecir a ciencia cierta si Capella Ibarra tendrá éxito o no, pero sí es posible analizar su desempeño reciente a la luz de las estadísticas.

Un vistazo a la página electrónica del Semáforo Delictivo Nacional hace pensar que su paso por Morelos no fue nada bueno, pues esa entidad encabeza la lista de incidencia delictiva en el mapa inicial brillando con un rojo intenso en seis delitos.

Pero el análisis no puede ser tan simplista. Revisando los números con más profundidad surgen algunos datos, cuando menos, esperanzadores. Por ejemplo, en el último semestre Morelos fue uno de las entidades que mostró menor crecimiento en el porcentaje de homicidios con tan solo un 2% de variación con el semestre anterior; en contraste, Quintana Roo en el mismo periodo tuvo un incremento del 134%.

Del 2016 al 2018, si bien la tasa de homicidios dolosos creció marginalmente en Morelos, los delitos de secuestro, extorsión, violación y todo tipo de robos disminuyeron. El que se redujo en mayor porcentaje fue el robo con violencia, con un descenso del 61.30% de 2016 a 2017, según el Reporte de Incidencia Delictiva del Observatorio Ciudadano de Justicia y Legalidad.

Capella no es un mago y le espera un desafío enorme en Quintana Roo, pero a la luz de lo logrado con su estrategia de mando único en Morelos, se podría entender la alta apuesta que juega Carlos Joaquín con su nombramiento.

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