Tiro Libre
Anwar Moguel
Novedades Chetumal
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El próximo 8 de agosto el magistrado presidente del Poder Judicial, Fidel Villanueva Rivero, celebrará sus 38 años de vida en lo que será un día agridulce, pues su salida de la titularidad del máximo tribunal del estado está más que planchada, aunque por otro lado continuará como magistrado del Poder Judicial, a pesar de las malas cuentas que dejará tras su reinado de siete años.
Joven y ambicioso, el cozumeleño arribó a la presidencia del Poder Judicial en 2011, casi en el inicio del gobierno de Roberto Borge impulsado por el ex gobernador Félix González Canto, con quien diseñó una estrategia para sacar de la jugada a la entonces presidenta, Lizbeth Song Encalada.
A pesar de la forma poco ética en la que tomó el liderazgo del Tribunal, muchos le dieron el beneficio de la duda, pues quizá al ser un funcionario joven -tenía 31 años en ese entonces- tendría el empuje y las ideas para darle un nuevo rostro al Poder Judicial.
Y vaya si le dio un nuevo rostro…
Desde que tomó las riendas del Tribunal de Justicia y su abultado presupuesto, Fidel Villanueva perdió el piso y empezó a transitar en una espiral ascendente de banalidades que hoy, a punto de dejar la presidencia, tienen al Poder Judicial de Quintana Roo con una de las calificaciones más pobres no solo en resultados, sino también en transparencia y combate a la corrupción.
Bajo su dirección, se estrenó en el estado con un derroche presupuestal irracional el nuevo sistema de justicia penal, pero a pesar de la danza de los millones Quintana Roo es uno de los estados que presenta mayores rezagos y problemas en la implementación de los juicios orales.
También el Poder Judicial arrastra toneladas de juicios pendientes de resolución, ineficiencia que tiene en prisión a muchas personas desde hace años sin que hasta el día de hoy tengan una sentencia judicial que avale su permanencia en las cárceles.
Este hecho criminal ha sido confirmado tanto por la Comisión Estatal de Derechos Humanos y diputados locales, quienes han reportado que al menos el 70 por ciento de los presos en Quintana Roo están purgando condenas sin sentencia, en evidente agravio a sus derechos más elementales.
Y aunque Fidel Villanueva recibió varios llamados para atender el tema, nunca le dio la importancia debida.
Pero el peor legado que dejará Fidel Villanueva es el descrédito y la mala imagen del propio Poder Judicial, donde los compadrazgos, los negocios chuecos y la corrupción hicieron su nido durante su administración.
Sus muchos excesos –el último, la devolución de 100 hectáreas de tierritas que se había agandallado en Cozumel– destruyeron la credibilidad de este brazo del gobierno quintanarroense. Su sucesor, heredará un desastre, y tendrá que empezar de cero para sacar al Poder Judicial de las hediondas aguas en las que navega en la actualidad.