Opinión

De orgullos paternos y ¿nepotismos?

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La Feria | Salvador Camarena
El Financiero

Un día eres joven y al otro estás revisando cada tuit de los cñores y las cñoras que van tomando posesión en estos días de cambio de gobierno federal.

Y en esas estábamos cuando ese joven periodista que es Esteban Illades me hizo notar una cosa en el mensaje que Javier Jiménez Espriú subió en su cuenta de Twitter el día en que asumió el cargo de secretario de Comunicaciones y Transportes.

“Iniciamos los trabajos de la 4a. Transformación de la vida pública de la Nación en la SCT…”, publicó en Twitter @JimenezEspriu el pasado 3 de diciembre, y junto a esas líneas aparece una fotografía del (suponemos) solemne momento.

En la imagen, una decena de personas acompañan al novel secretario. Y de entre ellas, el acucioso Illades descubrió a una que destaca no sólo por su juventud con respecto a la concurrencia captada en la fotografía, sino por su parecido con el nuevo titular de SCT. Y hete aquí que Illades cayó en cuenta de que no solo se parece sino que –según diversas fuentes consultadas por él y por mí— es Javier Jiménez Gutiérrez, hijo de su padre, es decir, del colaborador de López Obrador.

Qué felicidad es para un padre que la vida le regale la oportunidad de, en días importantes, estar acompañado por tu hijo. Pero en este caso, la cosa podría ir más allá de una satisfacción paternal y despertar cuestionamientos sobre si hizo bien o no Jiménez Espriú en permitir que su hijo atestiguara a escasos tres metros, y rodeado de exfuncionarios, su toma de posesión.

Porque resulta que Javier Jiménez Gutiérrez es un profesional adscrito a una consultora internacional con operaciones en México que ha tenido negocios con… el gobierno mexicano.

Y es que Javier Jiménez Gutiérrez es socio de Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP, una importante firma legal con presencia en 17 países, actividades en sectores de infraestructura y energía entre otros, y que asesora tanto a clientes privados como públicos.

En esa firma, y según el sitio de la propia Curtis, Mallet-Prevost, Colt & Mosle LLP, Jiménez es un socio en las áreas de desarrollo de infraestructura, petróleo y gas y en arbitraje internacional. En el mismo sitio se destaca que tiene experiencia en transacciones corporativas, privatizaciones, proyección financiera y arbitraje, incluidos proyectos de la industria petrolera y eléctrica.

Entonces, además de proyectos de energía, Jiménez Gutiérrez trabaja para Curtis en el área de Infraestructura, que según la misma firma explica en su página de internet en “el área de Desarrollo de Infraestructura asesora a clientes en todo el mundo sobre la gran variedad de asuntos corporativos, financieros y normativos que afectan a sus respectivas industrias. Nuestros clientes actúan como promotores de proyectos, inversionistas, prestamistas, desarrolladores y entidades estatales, y operan en una amplia variedad de sectores, incluyendo electricidad (hidro, gas, GNL, eólica y geotérmica), agua y aguas residuales, petróleo y petroquímicos, transporte (aeropuertos y puertos, marítimo, ferroviario y carreteras de cuota) y minería.

“Los abogados de Desarrollo de Infraestructura en Curtis están bien preparados para abordar los problemas que surgen inevitablemente durante los proyectos de infraestructura, incluidos asuntos financieros, ambientales y fiscales”.

Aquí es donde uno comienza a preguntarse cosas como: ¿qué pensarán otros consultores en temas de infraestructura de que uno de sus competidores haya estado dentro de la SCT en el momento de cambio de mandos? ¿Sentirán que tendrán desventaja? ¿O es puro sospechosismo de uno?

Curtis ya tuvo al menos dos contratos con el gobierno pasado en el tema de energía, por un total de casi diez millones de pesos. Uno fue con la Secretaría de Energía y otro con la Comisión Nacional de Hidrocarburos. ¿Qué pasará en adelante? ¿Jiménez Espriú declarará que tiene conflicto de interés con respecto a las actividades de su hijo? A quien, por cierto y según el columnista Darío Celis, el hoy secretario ya le había pedido un análisis legal de los contratos del aeropuerto de Texcoco.

No vaya a ser que el hoy secretario termine por caer en lo que tanto criticó el 29 de septiembre de 2014, cuando ante la reforma energética de Peña Nieto ironizaba que haría falta una “reforma ética” que permitiera que “funcionarios de un sector tengan negocios en el mismo; que familiares de funcionarios sean socios o agentes de empresas concesionarias; que los funcionarios pudieran emplear a sus familiares en las áreas de su responsabilidad, lo que evitaría la monserga actual de que, digamos, el de Gobernación le dé trabajo a los hijos del de Energía, que el de la Procuraduría contrate al hijo del de Comunicaciones y Transportes…

Bueno, pues ahora la vida le da otro regalo a Jiménez Espriú: ya está en la posición de fijar un estándar ético acorde a los nuevos tiempos. Veremos.

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