Mesa Chica | Hugo Martoccia
La Jornada Maya
La breve y dispar demostración de fuerza de un sector del joaquinismo este fin de semana en el partido local Confianza por Quintana Roo generó una marea de dudas en el mundo político del estado. Como casi siempre ha sucedido en casos similares, el mensaje impactó en el mismo corazón de la alianza de gobierno, que no termina de entender realmente cuales serán los aliados para la crucial elección de 2019.
Los datos duros de Confianza son la mejor muestra de la complicación que significa la mera supervivencia de ese partido.
Está integrado de manera formal y abierta por sectores del joaquinismo, que se desprenden así de sus aliados naturales, los panistas. Para la próxima elección, el partido necesita una estructura tal que le permita lograr el tres por ciento de los votos, lo que implica recursos materiales y humanos, y no puede ir aliado con otro partido.
Los datos, como se ve, incluyen más problemas que soluciones, ante la difícil coyuntura político electoral que se vive.
La referencia de Confianza al joaquinismo real es muy evidente, pero también confusa. Durante un evento realizado en Tulum este sábado, el partido nombró dirigente a Roger Cáceres y consejero vitalicio a Miguel Ramon Martín Azueta.
El primero fue la posición del joaquinismo en la lista del Ayuntamiento de Benito Juarez. El segundo fue un candidato que el gobernador impulsó para una diputación federal. Nadie tiene demasiado en claro el nivel de cercanía de ambos con el gobernador. Un dato es innegable: no podrían estar ahí sin la anuencia del mandatario estatal.
¿De donde van a venir los 20 mil votos que necesita ese partido para sobrevivir? Evidentemente no van a pelear en el territorio de Morena. De alguna manera, compartirán el mismo mercado que el PAN, que es el principal aliado del gobernador Carlos Joaquin.
Este sábado, ante la breve demostración de fuerza de Confianza (fuerza que tiene que ver, fundamentalmente, con la aparición en la escena de operadores del joaquinismo) en el blanquiazul se preguntaron si la situación electoral está para disputar votos entre los propios.
Otro aspecto es el financiamiento. Las elecciones se enfrentan con dinero. La elección de 2019, que pudiera convertirse en una elección de estructuras electorales (y ojalá que lo sea, piensan en el oficialismo, porque de otra manera está perdida) requerirá de concentrar todos los recursos disponibles. El nuevo partido es una forma de dispersar esos recursos.
Hay que recordar que el año que viene hay sólo cinco elecciones estatales en México, por lo cual Morena puede concentrar todos sus recursos financieros y humanos en éstas.
Los planes sociales del próximo Gobierno Federal con su estructura de delegados haciéndoles un estricto seguimiento, serán un arma electoral fenomenal. También lo podrían ser los 6 mil millones de presupuesto que hay entre Benito Juárez y Solidaridad.
Morena ya les hizo saber a sus alcaldesas Laura Beristain y Mara Lezama que las campañas electorales son su responsabilidad.
El viejo frente se desmorona
El “renacimiento” de Confianza también se leyó como el final del viejo Frente que el PRD y el PAN conformaron detrás de la figura de Carlos Joaquín.
En el Sol Azteca hace meses que están preocupados por varios temas, y todos confluyen en el mismo lugar. Confianza, una alianza con el PRI, o una hipotética intromisión del gobernador para poner candidatos propios en Morena, son todas malas noticias para el PRD. ¿Para qué harían falta ellos en cualquiera de esos escenarios?. O, en el mejor de los casos, ¿cuánto espacio tendrían?.
Un referente del PRD recordaba por estas horas, que calificó de “aciagas”, aquella reunión que tuvieron las corrientes con Carlos Joaquín después del 1 de julio. Pareció el inicio de un reencuentro político que nunca sucedió. De ahí en mas, la relación sólo se hizo más y más lejana.
Pero no es que en el PRD no reconozcan la dificultad que atraviesan. La realidad es contundente. Este sábado, los perredistas demoraron 9 horas para iniciar su Congreso Nacional, que no estuvo exento de peleas de todo tipo. El partido se debate entre la refundación, o convertirse en una agencia de colocaciones laborales hasta que se extinga.
En ese escenario, es difícil sentarse a negociar políticamente con nadie. El partido del Sol Azteca no tiene hoy una dirigencia nacional que haya decidido un rumbo, y el estado es una muestra de ese mismo desconcierto. ¿Cómo sentarse a hacer cualquier acuerdo político en esas condiciones?.
Y aun hay más. ¿Que pasa si los tres alcaldes que llegaron con las siglas del PRD en Tulum, José María Morelos y Felipe Carrillo Puerto decidieran irse a Confianza? Hasta ahora todos coinciden en que es difícil. Pero quizá ese supuesto escepticismo se trata sólo de una suerte de economía de palabras. Si eso sucediera, el destino del PRD estaría marcado, y cualquier explicación sobraría.
El PAN cierra filas con CJ
La otra pata de la alianza, el PAN, ya mira aquellos tiempos de acuerdos con el PRD casi con nostalgia. El triunfo de Marko Cortés en la dirigencia nacional los aleja de ese escenario de alianza. El panista ha dicho hacia el interior del blanquiazul que hay que explorar todas las posibilidades de ir solos a las elecciones.
El PAN ha cimentado su relación con Carlos Joaquín hasta convertirse en la principal referencia política del gobernador. En el futuro, creen que el destino del partido es representar la oposición a López Obrador, que será, están convencidos, cada día mas grande.
El problema es que reconocen que ese destino difícilmente comience a percibirse antes de las elecciones de junio de 2019 en el estado.
Los peligrosos votos dispersos
El tercer actor del Frente oficialista fue el Movimiento Ciudadano. Ese “partido franquicia” es hoy una incógnita. No ha roto los lazos con el joaquinismo, pero ya permitió el ingreso de Chanito Toledo Medina al partido.
La dirigencia nacional ya anticipó que si Chanito busca una diputación local, se la darán. La pregunta es si esto implica el regreso del ex priísta como adversario de Carlos Joaquín, o en una nueva faceta de acercamiento con el mandatario.
Si Chanito va a ser diputado por el MC, quizá al Gobierno le convenga que sea parte de esa mayoría dispar y heterogénea que pretende construir en la próxima Legislatura. Todos los esfuerzos, debe recordarse, están destinados a que Morena no sea mayoría.
A esa enorme dispersión de votos se debe sumar el PES, el partido de Greg Sánchez, que logró alrededor de 40 mil votos en la ultima elección, y será un partido local que no podrá tampoco realizar alianzas. Y también habrá que pensar a donde irán los 46 mil votos de los independientes, muy difíciles de captar para cualquier partido.
Los esfuerzos del joaquinismo irán, como ya se dijo en esta columna, en todas las direcciones. La alianza con el PAN y quizá con algún remanente del PRD; una alianza de hecho o de derecho con el PRI, y la posibilidad de infiltrar a cuadros propios para que sean candidatos de Morena.
Hasta ahí, todos de acuerdo. Lo que no se termina de entender es cual es el papel que juega Confianza en ese escenario.
“Innecesario”, es la palabra que mas se oyó en el mundo político en las ultimas horas.