Mesa Chica | Hugo Martoccia
La Jornada Maya
Quizá como nunca durante lo que lleva de su administración, alrededor del gobernador Carlos Joaquín se instaló un profundo desconcierto por el destino electoral de su proyecto. Los vaivenes de estos días incluyeron desde un enfrentamiento potencial con Lopez Obrador, de pronóstico reservado si sucediera hasta la extraña opción de que el neojoaquinismo transite la próxima elección alejado de sus viejos aliados.
Hubo más rostros preocupados que contentos en los días que pasaron. El partido local Confianza por Q. Roo tuvo que ver con eso. Ya no puede decirse que ese partido sea un entretenimiento o el proyecto personal de algún político. El neojoaquinismo formal (o “real”, diría Miguel Ramón Martín) se instaló allí.
Lo que sucedió en Solidaridad fue un gesto demasiado elocuente para pretender mirar hacia otro lado. Durante la administración de Cristina Torres, todos sabían que la mano más firme de Carlos Joaquín en ese gobierno estaba en la Tesorería, por medio de Asunción Ramírez, quien fue el elegido para presidir Confianza en el municipio. Samaria Angulo, suplente de Cristina, será su acompañante.
El detrás de la escena también mandó señales claras. Allí estaban asistentes del ex tesorero, ex funcionarios de Servicios Públicos, Desarrollo Social y otras áreas centrales de la administración, y hasta algún asistente de Cristina Torres.
Antes, ya habían ingresado al partido referentes como Ernesto Díaz, ex tesorero de Carlos Joaquin, y que ahora está con el alcalde Victor Mas, en Tulum. O Elda Ramírez, del grupo del alcalde José Esquivel, en Carrillo Puerto.
La primera conclusión de esto es simple: no parece lógico que Carlos Joaquin mande a todos sus alfiles políticos a un proyecto sin futuro. La segunda es más compleja: si ese es el proyecto que tiene futuro, ¿qué pasará con el Frente?
¿Crujen cimientos del viejo Frente?
Hubo también cruces verbales entre el PAN y el PRD que aseguran no irán en alianza en 2019. Puede tratarse de un hecho confirmado, pero ese no es el problema.
La aparición de Confianza como refugio del neojoaquinismo abre interrogantes mucho mayores: ¿Vamos o no a pelear esas elecciones con el Frente? ¿Habrá una competencia electoral, o el ganador ya es Morena? ¿El renacimiento de Confianza es la respuesta evidente a estas preguntas?.
En ambos partidos consideran que el destino electoral de Confianza no será importante. Creen que, en el mejor de los casos, el partido podría ganar un distrito y un diputado plurinominal. En voz baja, desde el joaquinismo reviran: “¿Y qué pueden hacer ellos sin nosotros?”.
La referencia tiene que ver con el aporte económico y de estructura que significa el gobierno para sus partidos aliados. La realidad electoral del 1º de julio pasado dice que ni el PAN ni el PRD pasan por sus mejores momentos. Pero esa realidad es aún más amplia e incluye al joaquinismo: si a todos juntos no les alcanzó en la ultima elección ¿qué se puede esperar para 2019 si van separados?.
En el PAN intentan analizar con equilibrio los hechos sucedidos en los últimos días. No les gusta lo que sucede con Confianza: consideran que se duplicarán innecesariamente gastos y esfuerzos, pero dicen que el gobernador ha tenido señales muy claras a favor del blanquiazul.
Fue uno de los gobernadores que apoyaron a Marko Cortés para la dirigencia nacional, e incluso participó del acto de toma de protesta del dirigente. Esta semana, puso su firma junto a otros gobernadores panistas en una carta contra los “superdelegados” de López Obrador.
SI BIEN EL panismo lo aplaudió como un acto de congruencia, más allá de ese grupo generó todo tipo de interrogantes. Casi ninguno propone un buen futuro.
¿Con o contra amlo?
Los hechos, hasta hoy, dicen que Carlos Joaquín tiene una relación bastante tersa con el presidente electo. El “superdelegado” que le pondrá el Gobierno Federal entrante, Arturo Abreu, no tiene aspiraciones políticas, y es una persona de trato amable y con la que se puede razonar.
Los encuentros de Carlos Joaquín y AMLO han tenido muchas más coincidencias que disidencias. Éstas últimas, más bien, tienen nombre y apellido: la senadora Marybel Villegas y la alcaldesa de Solidaridad, Laura Beristain. Las diferencias con ellas son públicas y notorias y difícilmente eso vaya a mejorar.
Viéndolo desde ese punto de vista, lo que parece es que la firma que el gobernador estampó en esa carta de panistas contra AMLO tuvo que ver más con solidaridad de grupo que con su propia situación.
Así lo dejó entrever ante los medios de comunicación ese día:
“No hemos tenido ninguna dificultad. Por el contrario, hemos encontrado colaboración, pero hay otros gobiernos que no tienen esa situación similar”.
la otra versión de los hechos es menos amable para el mandatario. Su firma está ahí y eso no requiere de demasiadas explicaciones, dicen desde un sector de Morena. Para ellos, el gobernador midió mal las consecuencias de su firma.
Sería el peor escenario. Nunca es buena noticia pelearse con un Presidente, menos si acaba de lograr 30 millones de votos en el país, y un 60 por ciento de los votos del propio estado donde se dará la pelea.
Hay hasta un costado político inmediato que es de extremo riesgo. En Benito Juárez ya advirtieron que el Mando Único de seguridad no se sostiene en un escenario de conflicto entre Estado y Federación.
Alquimias electorales
Lo que queda en el escenario electoral parece bastante simple. Hay dos versiones: la primera dice que el renacimiento de Confianza es un golpe a la capacidad del oficialismo de pelearle la elección a Morena. Pulveriza un poco más los votos propios contra un rival muy consolidado.
Los que ven esa parte de la realidad desconfían del supuesto enfrentamiento CJ vs AMLO. No existe, dicen. El escenario electoral se está configurando de modo tal que Morena volverá a arrasar y se quedará con la mayoría del próximo Congreso. Y eso no sucede en vano.
Ese Congreso será el que lo acompañará durante la segunda parte de su sexenio. Nada mejor que un grupo de diputados dialoguistas, aunque sean de otro partido.
Los que ven la otra versión de la realidad posible dicen que Confianza es apenas parte del gran acuerdo que se está gestando. Los candidatos de Confianza serán los más fuertes en algunos municipios (quizá Solidaridad, Tulum y zona maya, donde se mostró el partido) pero se apoyará a los candidatos del PAN, PRD, y MC donde sean más fuertes, e incluso a los del PES o PRI, en donde puedan ganar.
con esa alianza de facto, tratarán de arrebatarle 7 u 8 distritos a Morena, y formar una mayoría propia en el próximo Congreso. Nadie descarta, en este último escenario, infiltrar a Morena con candidatos del joaquinismo, que a la larga, aunque ganaran por el partido de AMLO, terminarían siendo diputados del gobernador.
Esas son las dos versiones. Pero son tan contrapuestas una de la otra, que han generado un gran desconcierto político. El escenario electoral parece un partido de fútbol llanero que se juega con playeras prestadas y diversas, y nadie tiene muy en claro para qué equipo está jugando.