Tiro Libre | Anwar Moguel
Los cabildeos, arreglos y negociaciones políticas concluyeron en el Congreso del Estado y, con Morena al mando, se dio el primer paso para la inminente aprobación de una nueva Ley Orgánica del Poder Legislativo de Quintana Roo, que cambia las reglas del juego, sí, pero que busca también garantizar la estabilidad y gobernabilidad en las próximas legislaturas.
Y es que desde que la “Legislatura del cambio” -aquella que llegó de la mano de Carlos Joaquín González con una mayoría de diputados del PAN y PRD- reformó la Ley para eliminar la Gran Comisión y sustituirla por la Junta de Gobierno y Coordinación Política con presidencia rotativa, se generó una ola de inestabilidad que ha afectado al Congreso y a sus trabajadores, que cada año navegan en la zozobra.
Lo que en el papel se leía bien bonito, bien democrático, en los hechos fue un experimento desastroso, ya que la rotación en la presidencia de la Jugocopo cada año trajo de la mano una incesante ola de cambios en mandos altos y medios que paralizó, en muchos casos, las labores legislativas. Meses se perdieron en acomodos y reacomodos innecesarios.
De allí se sostiene el argumento que dio en reciente declaración la diputada de Morena, Jissel Castro, actual presidenta de la Junta, quien comentó a representantes de los medios de comunicación que buscan “optimizar el funcionamiento de las próximas legislaturas, garantizando estabilidad y fortalecer el estado democrático. Esta iniciativa pretende consolidar el trabajo realizado hasta ahora, reforzando las labores dentro del Congreso”.
El ajuste propuesto en la ley no es para una presidencia de tres años en el Congreso, como era la intención original, en cambio se resolvió generar solo dos periodos de mando: uno de dos años para la bancada con mayor representación, y uno de un año para la bancada con la segunda mayor cantidad de legisladores, que para el caso es el Partido Verde. El tema está planchado y será aprobado en sesión de periodo extraordinario la próxima semana.
¿Y el hermano “chiquito” de la coalición? El PT fue el sacrificado en esta operación, pero pese a los berrinches de su dirigente estatal enviado desde el centro del país a cuidar el changarro lo cierto es que, como partido, no gozan de la representación ciudadana suficiente para tener el peso democrático de detentar, por un año, la posición de privilegio en el Congreso.
Agradecidos deben de estar por el hecho de ser arropados por Morena, ya que gracias a que le dieron cabida en la coalición tendrán tres diputados en la Legislatura entrante; pero que no se equivoquen, sin los votos a favor de Morena, no ganan ni la presidencia de la colonia.
En estricto sentido, Morena está aplicando la máxima de que el poder se ejerce, y con este movimiento consolidan su fuerza como movimiento político en Quintana Roo. Eso sí, con ese poder viene también la enorme responsabilidad de dar resultados, de cumplir con la expectativa ciudadana y de pugnar por leyes que verdaderamente impacten en el día a día de la sociedad. De no hacerlo así, el respaldo tan fuerte del que hoy disfrutan podría desvanecerse en poco tiempo.