Opinión

AMLO gana la guerra de la percepción al INE por el Fideicomiso de MORENA

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Desiderio Morales | SDP Noticias

Vaya que levantó polvareda la millonaria multa del INE a MORENA por el Fideicomiso para ayudar a los damnificados por el sismo, además de una guerra abierta con el ahora partido en el poder – y con AMLO-, pero la batalla de la percepción parece estar ganándola el presidente electo.

Opinión Pública Marketing e Imagen levantó una encuesta telefónica el fin de semana, y preguntó si están de acuerdo con el INE, quien habla de presuntas irregularidades por el fideicomiso -motivo de la multa-  o con AMLO, quien respondió acremente, que se trata de una vil venganza.

La respuesta no deja la menor duda: en la precepción de los mexicanos valen más hoy por hoy los argumentos de López Obrador y su partido que los del INE.

1.- Un 49.4 por ciento de los entrevistados contestaron que estuvieron de acuerdo con el dicho de AMLO, de que la multa del INE es una vil venganza a su partido. Casi la mitad.

2- Y sólo un 23.2 por ciento estuvieron de acuerdo con el INE en que si hubo irregularidades en el fideicomiso para los damnificados. Cerca de la cuarta parte.

3- Un porcentaje similar, 27.4 por ciento, dice que no sabe. Como quien dice, puede estar a favor o en contra, o tan simple como que no le interesa.

Por cada mexicano que está de acuerdo con el INE hay dos que avalan a AMLO en este conflicto por el esquema de apoyo a los damnificados.

Percepción es realidad Si existiera un solo mandamiento en las leyes de los estudios de opinión éste sería el siguiente: percepción es realidad. En el gremio de entrevistadores es el principio más comentado.

Justo, injusto, verdadero, falso, valedero o no, pero la percepción es lo real.  Dijo alguna vez Hegel, “todo lo real es racional y todo lo racional es real”. En el siglo XXI diríamos, “Todo lo que se percibe es real”. El filósofo alemán quería decir que si es lógico es real. En nuestro tiempo, diríamos que la lógica puede estar divorciada de la realidad, pero lo que importa es lo que percibe el sujeto, o lo que le hacen creer, de modo que, nuevamente, Percepción es Realidad. Es la suprema máxima.

¿Es cierto si es percibido?

No importa.

A nivel político, podríamos decir que AMLO mantiene su capital casi intacto. Que no ha habido mella significativa.

Y que como dicen algunos analistas de la Comentocracia, de que la luna de miel con el presidente electo ha terminado, no es algo valedero de acuerdo a este principio pilar de los estudios de opinión. Y es que están acostumbrados a seguir los principios lógicos de Hegel de que todo lo racional es real, al analizar las pifias, contradicciones e inocentadas de los colaboradores de AMLO, o, por ejemplo, los aspectos legales, fiscales, o de presunta propaganda política del fideicomiso para los damnificados.

Se guían por lo que comentan con sus pares, o por lo que dicen los periódicos o las redes sociales, que NO es necesariamente lo que piensa la gente. Por eso justamente son importantes los estudios de opinión, para medir la temperatura de la opinión pública, conectada necesariamente con la percepción pública.

¿Es una pifia lo del fideicomiso para los damnificados? ¿O una inocentada? Probablemente sí. O no. No importa mucho.

Pero por alguna razón la gente hoy por hoy da más peso a los argumentos de AMLO, quien ha salido a defender su fideicomiso (perdón, no es de él ni de MORENA según dice y no es del partido político sino privado), que a los de los directivos del INE. Será porqué la gente se fija no en la embestida (perdón, la investigación) del INE contra MORENA, sino en que estos personajes pertenecen a la élite dorada burocrática, de quienes perciben salarios de millones de pesos al año en medio de remuneraciones de miseria (no exagero el adjetivo) de millones de mexicanos…

Será melón, será sandia, pero sencillamente la gente le cree más a AMLO.

Que, si el nuevo presidente electo por los mexicanos arriesga su capital político y el de su partido al ubicarse neciamente en el centro del escenario antes de tiempo, y no poder controlar la diarrea verbal de sus colaboradores, es otra cosa. Puede que sí, puede que no. O, como diría el inolvidable filósofo de Güemes, puede que sea todo lo contrario.

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