Cancún, 28 de abril
Especial
La pandemia de Covid-19 provocó una crisis tres veces más profunda que la pandemia de Influenza y, sin embargo, Quintana Roo logró su recuperación en menos tiempo, aún antes de que se declare el fin de la alerta sanitaria, y sin endeudar al estado como sucedió entre 2009 y 2011.
Después de la abrupta caída en 2020 como efecto del cierre de fronteras, negocios y hoteles, Quintana Roo reportó en 2021 el mayor crecimiento de toda su historia en su Producto Interno Bruto (PIB), evolución que, según estimaciones, se mantendrá en 2022.
Se estima que, por eso, Quintana Roo logrará su completa recuperación y hasta superará el crecimiento que tenía antes de la pandemia cuando concluya la alerta sanitaria por Covid-19.
Conforme a cifras de la Subsecretaría de Análisis Económico y Finanzas Públicas, basadas en datos del Inegi, la tasa de crecimiento del PIB en Quintana Roo fue del 12.58% en 2021, muy por encima del 6.30% a nivel nacional.
Según estimaciones de las mismas autoridades hacendarias, esta evolución se mantendrá en 2022 con un crecimiento de 12.07%, en comparación con el 4.10% de crecimiento del PIB nacional estimado para este mismo año.
Asimismo, según el reporte emitido el 28 de abril de 2022 por el Inegi, a tasa trimestral y con cifras ajustadas estacionalmente, las entidades federativas que mostraron los aumentos más pronunciados en su actividad económica fueron Quintana Roo, Baja California Sur y Morelos en el trimestre octubre-diciembre de 2021.
A tasa anual y con cifras desestacionalizadas, los estados que reportaron los avances más significativos fueron Quintana Roo, Tabasco, Baja California Sur, Nayarit, Morelos y Tlaxcala.
La situación, en cuanto a recuperación, fue diferente para el estado durante la pandemia por Influenza entre 2009 y 2011, cuando la deuda pública aumentó en más de 9 mil millones de pesos.
En contraste, durante la pandemia por Covid-19 la deuda pública de Quintana Roo se redujo en .02% aún con el aislamiento de la población, la paralización de la industria, el cierre de fronteras y la inversión en infraestructura hospitalaria y apoyos a la población sin fondos federales de contingencia.
Conforme a datos oficiales de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en 2009 la deuda pública del estado ascendía a $3,743 millones de pesos. En abril de ese año se identificó el virus de influenza H1N1 que, sin embargo, fue dos veces menos transmisible que el SARS-Cov-2 de la Covid-19.
Durante esa pandemia no se requirieron, por tanto, grandes inversiones para ampliar la infraestructura de salud con el fin de atender a miles de contagiados y aun así, la deuda estatal dio un salto al aumentar a $10,037 millones para 2010 y $13,025 millones en 2011.
En suma, durante la llamada “crisis por la gripe de influenza” que abarcó de 2009 a 2011, la deuda aumentó en $9,000 millones de pesos, mismo monto en que aumentaría durante el quinquenio 2011-2016 que dejó un endeudamiento de $22,247 millones de pesos.
Al cierre de 2019, cuando se empezaba a hablar del nuevo coronavirus, la deuda pública había disminuido a $20,316 millones. En 2021 la reducción del endeudamiento se sostuvo aunque fue menor, de un .02%, para quedar en $20,312 millones de pesos aun cuando el gobierno requirió, para enfrentar la pandemia por Covid-19, de inversiones en la ampliación hospitalaria, programas de salud en comunidades y apoyos alimentarios para paliar la crisis en los hogares mientras la economía se iba reactivando y se recuperaban la industria y los empleos.