Tiro Libre | Anwar Moguel
SIPSE
Este miércoles tomaron posesión de sus escaños y curules los diez quintanarroenses que nos representarán -así lo marca la teoría republicana- en las dos cámaras del Congreso de la Unión, desde donde tendrán la misión de defender los intereses de la entidad, pero sobre todo, de legislar a favor de los ciudadanos, lo que casi nunca ocurre.
Para los miembros de la clase política llegar a la Cámara de Diputados o de Senadores representa un sueño dorado, el boleto de entrada a las grandes ligas de la grilla, el acceso fácil al poder y a las riquezas que suelen venir de la mano en nuestro México corrupto; poco importan, una vez alcanzada esa meta, las promesas hechas cara a cara con los votantes.
La imagen es recurrente, un dejà vu que se repite cada tres y seis años: los que se van siempre salen cubiertos del limo del descrédito, juzgados por una sociedad harta de los engaños, cansada de los altos juegos de intereses que se cocinan en las bancadas partidistas donde el “pueblo” es nada más un concepto etéreo e intangible que se utiliza como pretexto para justificar lo injustificable.
Basta con preguntar a un quintanarroense de a pie qué opinión tiene de sus diputados y senadores salientes para darse una idea del nivel del desprecio, llámense como se llamen.
El contraste está en los que llegan. Victoriosos, ufanos, orgullosos publican en sus redes sociales fotografías durante sus tomas de protesta que los retratan como prohombres y promujeres patriotas. Juran no defraudar a los votantes y lanzan voz en cuello la trillada y falsa frase de que si incumplen “el pueblo se los demande”.
Y en esta ocasión el contraste fue más agudo, porque siete de los diez quintanarroenses que ayer se convirtieron en legisladores federales son de Morena, el partido del presidente electo Andrés Manuel López Obrador; el partido autonombrado “de la esperanza”.
Los senadores José Luis Pech Várguez y Marybel Villegas Canché, y los diputados federales Patricia Palma Olvera, Adriana Teissier Zavala, Mildred Ávila Vera, Jesús Pool Moo y Luis Alegre Salazar, se integrarán a la megabancada guinda que tendrá el control de ambas cámaras, por lo que no habrá pretexto para que no cumplan con sus principales propuestas de campaña, las cuales desmenuzaremos a detalle próximamente.
Completan la decena la senadora panista de primera minoría Mayuli Martínez Simón, y los diputados plurinominales verdes Jorge Emilio “Niño Verde” González (si, otra vez) y Ana Patricia Peralta de la Peña.
Pero toda la atención ciudadana estará puesta sobre la horda morena en el Congreso, con una enorme expectativa que, de no ser cumplida, se podría convertir en desencanto en un corto plazo. ¡Aguas!