Tiro Libre | Anwar Moguel
El diagnóstico no miente: la inseguridad en Quintana Roo es el problema que más duele a la sociedad, que más reclaman los ciudadanos y que más preocupa a la gobernadora Mara Lezama Espinoza, quien no solo está consciente del enorme desafío que enfrenta, sino que además está comandando, sin titubeos, la puesta en marcha de un nuevo modelo de Seguridad acorde a su Nuevo Acuerdo por el Bienestar y Desarrollo que pone al ciudadano en el centro.
Este modelo de seguridad pretende generar lazos de confianza y colaboración entre la gente y los elementos policiacos, implementando una estrategia de cercanía que permita la construcción de una relación directa de la ciudadanía y la policía.
Esto, además de crear sinergia en el combate a la delincuencia de todo tipo, también contribuye al surgimiento de empatía entre ambas partes de la ecuación, haciendo ganar respeto a la policía y a sus representantes, humanizando a su vez a los agentes, haciéndolos más sensibles a la percepción de los ciudadanos sobre su importante labor.
La estrategia es muy congruente con el estilo de la gobernadora: de atención cercana, de mucha gestión y de resultados, sin embargo, esto no debe confundirse en ningún momento con una debilidad institucional para combatir el crimen, por el contrario, el mensaje enviado por la primera mujer en gobernar el estado, tanto en el discurso, como en las acciones, es que habrá escasa tolerancia a quienes vulneren el estado de derecho.
Así lo hizo saber la gobernadora Mara Lezama el pasado viernes, durante los festejos del Día del Policía, donde habló sobre lo que se espera de cada uno de los miembros de la corporación estatal como personajes principales en el nuevo modelo de seguridad que impulsa, pero también dejó claro que no se tolerará ni la corrupción, ni la comisión de delitos bajo ningún pretexto.
Las palabras de Mara fueron una respuesta directa a sus detractores, que a través de las redes sociales -twitter, principalmente- desataron una guerra de lodo en redes sociales contra la mandataria usando como munición las airadas e inadeucadas protestas de los taxistas de Cancún.
Pero ese mismo viernes, por ejemplo, se trasladó una cuerda de 197 reos de alta peligrosidad de cárceles del estado a penales federales, acción conjunta del estado y la federación como parte de la estrategia de combate a la delincuencia.
Y es que algunos de esos reos, aún desde la cárcel, operaban células delictivas y eran identificados como generadores de extorsiones y de violencia en Quintana Roo.
Que no se confunda entonces la gimnasia con la magnesia; si bien Mara dirige un gobierno que privilegia el diálogo antes que el garrote para la resolución de conflictos, esto no significa que habrá suavidad contra los delincuentes, desde los organizados hasta los improvisados. No faltará la mano dura, en los casos que así lo ameriten.
“Al margen de la Ley, nada; por encima de la Ley, nadie”. Con esa simple pero lapidaria frase, la gobernadora resumió lo que será su política de seguridad: flexible, abierta y cercana, pero a la vez contundente, eficaz y rigurosa.
