Opinión

Juan a la luz

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Tiro Libre

Anwar Moguel
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En un llamativo cambio a la forma en la que se venía conduciendo, el principal asesor político del gobierno de Carlos Joaquín y su hombre de confianza, Juan de la Luz Enríquez Kanfachi, salió de detrás de bambalinas para acompañar al titular de Seguridad Pública, Jesús Alberto Capella Ibarra, en la reunión que sostuvo con el Cabildo capitalino con la finalidad de presentar la conveniencia de la instauración del mando único policial.

Por supuesto, su presencia dio nota de inmediato ya que, aunque su influencia y poder dentro del gabinete es de sobra conocida, en los casi tres años que van de la actual administración se había mantenido operando siempre en las sombras, lo que ha creado innumerables mitos en torno a su imagen, algunos de ellos que rayan en lo inverosímil.

En esta ocasión fue distinto. El “súperasesor” no se limitó solo a acompañar a Capella Ibarra en esta reunión con un Ayuntamiento gobernado por Morena algo rijoso, sino que además participó en la presentación y hasta ofreció entrevistas “de banqueta” a los reporteros presentes.

Durante su intervención fue solvente en el manejo del diagnóstico y de los datos, sin omitir las falencias de un combate a la inseguridad que tiene innumerables puntos flojos en la cadena de responsabilidades, entre ellos la alta tasa de impunidad que se tiene en Fiscalías y juzgados por el laxo marco legal que pone todo a favor de los criminales.

Pero más allá de lo que dijo o no dijo, su salida a los reflectores ha desatado rumores y teorías por la innegable carga política que conlleva.

La más recurrente -y lógica- es que, ante la ausencia de operadores políticos visibles y capaces en el gabinete gubernamental, Juan de la Luz Enríquez estaría tomando un rol más protagónico, con responsabilidades formales.

Esto sería saludable por dos motivos: primero, porque mucha de la mitología creada alrededor de su imagen quedaría sin efecto, y segundo, porque los ciudadanos podríamos medir su desempeño de acuerdo a sus responsabilidades y resultados como a cualquier otro funcionario.

El Rebote

Mientras a nivel estatal el tema de la seguridad se ha convertido lo mismo en la prioridad que en el principal dolor de cabeza del gobierno joaquinista, el abandono de la federación a las entidades es más que notorio. No hay estrategia, no hay presencia de corporaciones federales, y la consecuencia es que en los primeros meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador los asesinatos van a la alza, mientras los decomisos de droga y detenciones de capos están en mínimos nunca antes vistos.

Al parecer, los “abrazos” no funcionan con los delincuentes.

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