Anwar Moguel
Tiro Libre
Acto uno: En diciembre de 2021, después de arrasar en las urnas y tomar las riendas de la presidencia municipal de Felipe Carrillo Puerto, la alcaldesa de Morena, Mary Hernández Solís, interpuso ocho denuncias penales ante la Fiscalía anti-corrupción en contra de su antecesor, José Esquivel Vargas, alias “Chaak Meex”
Acto dos: El 16 de mayo de 2023, Mary Hernández da a conocer que los amparos que intentó poner el ex alcalde de marras para salvar el pellejo de tres denuncias que siguen vivas en su contra por el presunto desvío de más de 80 millones de pesos fueron negados por el juez, por lo que la búsqueda de justicia continúa su marcha.
Acto tres: Poco más de un mes después, el mañoso político carrilloportense “revela” ante los medios que denunció por la vía mercantil a la presidenta municipal Mary Hernández Solís, por una presunta deuda de más de 2 millones de pesos. Dicha denuncia fue bateada de jonrón por las autoridades correspondientes por carencia de fundamentos.
¿Cómo se llamó la obra?
“Patadas de ahogado”, podría ser; o quizá “La desesperación del barba roja”. Usted ponga el título que guste, pero la secuencia de acciones y las evidencias demuestran que las tronantes acusaciones del ex alcalde que dejó en ruinas el Ayuntamiento y sus finanzas son puras calumnias dirigidas a golpear política y mediáticamente a la joven alcaldesa.
Y es que, ¿de qué otra manera se explica que José Esquivel Vargas haya mantenido en silencio la supuesta deuda ante la ofensiva de la alcaldesa en su contra por sus malos manejos? ¿Cree usted al ex alcalde, de pasado priista, con señalamientos de enriquecimiento ilícito en su contra, tan inocente para entregar más de dos millones de pesos sin un documento que lo avale? ¿O acaso considera que Mary Hernández hubiera actuado con tal contundencia denunciando desde su llegada al gobierno los delitos de su antecesor si tuviera esa millonaria deuda en el cajón?
Nada cuadra. No hay sentido, ni lógica en las acusaciones del “Chaak Mex” por lo que su denuncia no prosperó y sus balas mediáticas solo fueron tiros de salva que ni despeinan a la alcaldesa, que hoy por hoy tiene el control político, el respaldo de las principales fuerzas vivas de Carrillo Puerto y los números de aprobación para repetir en el cargo. Quizá eso es lo que quiere evitar a toda costa el impresentable Esquivel Vargas, temeroso de que la lenta mano de la justicia lo alcance.
Mejor debería pagar sus propias deudas, como las que dejó a los empleados municipales que, al final de su administración, se quedaron sin cobrar varias quincenas. Hay memoria.