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Aborto: los réditos políticos del choque legislativo

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Tiro Libre

Anwar Moguel
Novedades Quintana Roo

Fiel reflejo de la sociedad quintanarroense, el Congreso del Estado se convirtió en los últimos días en el escenario de choque de dos posturas opuestas e irreconciliables en una maratón legislativa que dividió opiniones y fracturó bancadas, llegando a su fin la noche del pasado martes en una resolución tajante y definitiva -mientras los tribunales no digan lo contrario-: en Quintana Roo, el aborto no será un derecho de la mujer.

No pretendo en esta opinión pontificar sobre el tema, ya que de entrada comulgo ampliamente con el precepto moral de “no útero, no opinión” en este caso, pues se trata de una lucha de mujeres y para mujeres. Reconozco, por supuesto, que quienes impulsan la legalización -es mucho más que la simple despenalización- del aborto tienen argumentos válidos e irrefutables, pero también estoy convencido de que la democracia representativa se debe hacer valer, más allá de ideologías, visiones y opiniones personales.

Claro que el tema es delicado y la presión para los diputados fue inmensa, con dos grupos de gente gritándoles a los oídos que votaran en el sentido correcto. Pero, ¿qué es lo correcto, cuando los mismos dos grupos se adueñan, por dogma, de la veracidad absoluta e irrefutable de su postura moral?

Sin embargo, lo que sí puede ser analizado y hasta medido es cómo abordó el espinoso tema cada uno de los legisladores y que beneficio o perjuicio político le dejó como consecuencia.

Dando un recorrido por las páginas de redes sociales de los diputados y diputadas, así como revisando las transmisiones de las sesiones donde se discutió el tema en el Congreso, salta a la vista que quien capitalizó de mejor manera su enfoque al realizar su trabajo fue la diputada sin partido Reyna Durán Ovando, que rompió récord de participación en sus transmisiones en vivo con miles de comentarios, la gran mayoría de ellos positivos.

Y no se trató de una estrategia. La diputada Reyna simplemente hizo lo que todos los diputados debieron hacer: palpar, hablar con la gente de su distrito y conocer la opinión de la mayoría. Finalmente, se supone que ellos están allí para eso, para hablar por sus representados.

Desde el principio Reyna Durán fue abierta en su postura: votaría en contra del dictamen a favor del aborto porque comprendió que era el deseo de la mayoría, y si bien con ello se ganó el desprecio de los grupos feministas recibió, en contraparte, el cobijo de los provida que la convirtieron en su heroína. Dese una vuelta por su muro de facebook y encontrará transmisiones que van de los 400 a los mil 500 comentarios.

Ningún otro legislador captó ese nivel de atención, quizá porque no fueron tan frontales con el tema o al menos no lo expusieron en tiempo real como lo hizo la legisladora.

Más cuidadoso fue el diputado presidente de la Jugocopo, Gustavo Miranda García, quien no obstante también recibió en sus redes centenas de muestras de respaldo, también del grupo provida.

¿Eso significa que los que apoyaron la despenalización perdieron? No precisamente. Judith Rodríguez Villanueva y Edgar Gasca Arceo, quienes fueron los más férreos defensores de la despenalización, cobraron sus réditos políticos con el grupo feminista y los votantes progresistas.

En cambio los que sí perdieron fueron los tibios, aquellos que dejaron a sus votantes sin representación y que tuvieron miedo de asumir compromisos y posturas. Tache.

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