Tiro Libre | Anwar Moguel
En tan solo cinco meses de un gobierno que inició con un impulso sin precedentes en las últimas décadas, la primera mujer gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama Espinosa, ha tenido un innegable crecimiento, una evolución que va de la mano con la transformación que impulsa en su administración estatal y que la ha llevado a trascender las fronteras del terruño, colocándola hoy por hoy entre las figuras más relevantes de la 4T a nivel nacional.
El talento de la comunicóloga quintanarroense para la política quedó de manifiesto en su paso por la presidencia municipal de Cancún (Benito Juárez) a la que llegó en 2018, para ser reelecta en el 2021, siendo la única presidenta en conseguir superar el duro desafío de la reelección, para de allí saltar a la gubernatura en el 2022.
Mara Lezama le llenó el ojo al político más importante que ha tenido nuestro país en este siglo: Andrés Manuel López Obrador, quien como cazatalentos experto la invitó a sumarse a su movimiento en 2016 consciente de su potencial, del gran respaldo popular del que gozaba como comunicadora y gestora social, pero sobre todo de la afinidad ideológica que tenía con su visión de Estado.
La gobernadora quintanarroense no ha decepcionado y le ha respondido al presidente. Desde antes de asumir las riendas del gobierno inició con un trabajo incansable de gestiones y negociaciones en las altas esferas del poder que no ha cesado en ningún momento, todo para dar resultados a los ciudadanos desde el día uno. Los frutos están a la vista:
Inversión histórica en obra federal; la remodelación del Boulevard Colosio de Cancún, que era un reclamo de lustros; la mega obra de los puentes sobre la laguna Nichupté que no se logró concretar en varios sexenios previos; la apertura de unas modernas oficinas de Relaciones Exteriores en Cancún que eran necesarias desde hace años; la renovación de drenaje y tubería en la capital del estado para mejorar el servicio de agua potable; la reconstrucción de calles y avenidas en Chetumal que sigue en marcha; la próxima apertura del Hospital Oncológico en Chetumal, del Hospital de Tulum y del que ya está en marcha en Felipe Carrillo Puerto; el arranque de la obra de construcción del nuevo Hospital General de Chetumal; la inversión de más de mil millones de pesos para la preservación y apertura de zonas arqueológicas en el sur del estado; el nombramiento del Barrio Mágico de Chetumal, el primero en el país, y la lista sigue.
Todo eso ha sido posible gracias a la habilidad de la gobernadora para moverse en las turbulentas aguas del poder federal, donde ya se ve como una de los “peces grandes”. Y es que su desempeño la ha impulsado a convertirse en una de las gobernadoras más cercanas al presidente y, por ende, con mayor exposición nacional. Muestra de ello ha sido su presencia frecuente en las conferencias mañaneras, que es la caja de reverberancia del poder presidencial, así como el acompañamiento y respaldo de AMLO que ya casi tiene a Quintana Roo como su segunda casa.
Pero el principal activo político de Mara es su sensibilidad de mujer siempre preocupada por las causas sociales, es lo que la mantiene cercana a la gente y a sus necesidades. Eso no ha cambiado, por el contrario, su evolución y crecimiento en el olimpo del poder nacional lo ha traducido siempre en obras y acciones para el beneficio de la sociedad quintanarroense.
Claro que aún hay grandes temas pendientes. Ninguna transformación es de la noche a la mañana y dentro de los retos gigantes que enfrenta esta administración está el cáncer de la inseguridad y la delincuencia, arraigada y en metástasis en nuestro estado, así como el ansiado desarrollo económico del centro y sur de Quintana Roo. Ambos puntos están en lo alto de las prioridades gubernamentales.
El arranque ha sido más que esperanzador, vertiginoso. Hay proyecto; hay rumbo y hay líder, y eso genera optimismo en los quintanarroenses que día a día también ponen su esfuerzo para transformar, para bien, su realidad y su entorno.