EN ÓRBITA | Marcelo Salinas
@msalinas21
Morena se juega el futuro por estas fechas. La solidez de los procesos para renovar dirigencias, la conservación, o mejor aún, el aumento de sus espacios políticos, y la consolidación de los liderazgos rumbo a la mayor elección de la historia reciente, representan el gran desafío para el partido que enarbola la cuarta transformación, la que llevó a la presidencia a Andrés Manuel López Obrador.
Ante dichos escenarios, se propone que líderes y morenistas de cepa conduzcan los trabajos de largo alcance. Senadores, diputados, presidentes municipales, regidores y activistas, encaran el dilema: volver a las bases, o mantener las alianzas formales y de facto, aun cuando esto último implique ceder a los externos. No es menor, considerando lo que vendrá en 2021 y 2022 en el estado.
Uno de los bastiones es el Congreso, donde Reyna Durán Ovando, coordinadora de la bancada y presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, está logrando concluir su periodo con más estabilidad y una mejor comunicación con los otros dos poderes, comparado con el inicio de esta XVI Legislatura.
Desde allí teje diversas relaciones, potencia su carrera y construye una ruta que la posicionan como referente indiscutible, lo cual debe tomarse en cuenta para lo que sigue. Por ejemplo, no pueden ignorarse sus declaraciones respecto a que un morenista interno debe coordinarlos en los próximos dos años: Alberto Batún, Luis Fernando Chávez o Fernanda Trejo cumplen ese requisito indispensable para uno de los propósitos, que es reagruparse y volver a las bases, precisamente.
En las presidencias municipales (Benito Juárez, Solidaridad y Othón P. Blanco), las diputaciones federales y las senadurías -por citar otros espacios que les pertenecen-, el objetivo trazado es similar en favor de quienes han caminado años ondeando la bandera guinda y son ejemplos natos en este ejercicio de autoexploración, introspectivo, y también de proyección.
Lo que intentan “morenistas puros” como Reyna Durán es empujar con fuerza los principios rectores del partido más ganador de los últimos años; reorientar sus estrategias; reconvocar a los auténticos; cerrar la puerta a los oportunistas, y perfilarse mejor en la etapa de las definiciones internas. Son todas propuestas válidas, que gustan a los simpatizantes de años.
Morena vive su propia transformación. Veremos en unos meses cómo sale de esta nueva travesía.