Opinión

¿Será OPB el primer voto castigo a MORENA en México?

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Mesa Chica | Hugo Martoccia
Laopinionqr.com

La pregunta que titula esta columna casi no tendría sentido si no existiera en el país un fenómeno electoral como el Presidente Andrés Manuel López Obrador. En cualquier otra circunstancia, el Gobierno municipal de Othón P. Blanco sufriría un fuerte voto castigo el próximo 2 de junio. 

La situación de esa administración es demasiado compleja. No está encabezada por un presidente municipal electo (Hernán Pastrana pidió licencia por un problema de salud) el encargado de despacho, José Luis Murrieta, no puede enderezar el barco, y el suplente del alcalde, Othoniel Segovia, no logra el consenso para quedarse con el cargo. 

Pero esa es apenas la fachada política del problema. En el fondo las cosas son peores. El Gobierno es incapaz de hacer obra, e incluso de mantener en marcha los servicios públicos elementales. Sólo hay que darse una vuelta por Chetumal para entender que la administración no puede ni con aspectos básicos, como cuidar la jardinería en los camellones de la ciudad, por no hablar del inmanejable tema de la basura. 

No es gratuito que el Gobierno del Estado haya preparado un gran plan de obras en la zona, y que lo publicite constantemente. Se trata de una decisión acertada en lo administrativo, pero también en lo político, y posiblemente en lo electoral. 

No hay que olvidar que gran parte del triunfo electoral de Carlos Joaquín en 2016 se lo debe al sur del estado. Si el oficialismo puede recuperar aunque sea una parte de aquel esplendor, será nuevamente competitivo en la elección del 2 de junio.

LA SUCESIÓN 

Hasta ahora el oficialismo estatal ni siquiera requiere de tantos aciertos; con los errores del gobierno municipal y de MORENA, parece suficiente para posicionarse. 

Ya se dijo lo de la gestión municipal, que no sólo es mala, sino que parece que no encontrará en breve una solución. Pero también las soluciones y las proyecciones políticas rozan, a veces, lo increíble. Veamos dos aspectos. 

Uno de esos aspectos es el problema político central, que es quien se quedará con la presidencia municipal. Hernán Pastrana, dicen en MORENA, renunciará de manera definitiva al cargo. Su lugar debería ser ocupado por su suplente, Othoniel Segovia. Pero la situación no es tan fácil. 

En diciembre pasado, la dirigente nacional de MORENA, Yeidckol Polevnsky, visitó Cancún y se reunió, entre otros, con el Cabildo de Othón P. Blanco. Entre otras cosas, se fue convencida de que el conflicto político entre sectores del propio partido en el Cabildo se había calmado, y que tenía el compromiso de los regidores de que Othoniel Segovia sería el próximo alcalde. 

Pero el tiempo, y la enorme distancia de la dirigencia nacional de MORENA con Quintana Roo, ha ido resquebrajando ese acuerdo que era, de antemano, débil. La realidad es que hoy no existe ese acuerdo, e intentar imponer al alcalde suplente será parte de una operación política que se antoja muy compleja. 

CONFUSIÓN ELECTORAL 

El otro aspecto a analizar tiene que ver con el inminente proceso electoral, y la alianza de MORENA con el Verde y el PT. Ahí también han llegado la confusión y el desorden. 

Tan es así, por ejemplo, que esta semana circuló varias veces el nombre del regidor Manuel Valencia Cardin sobrevolando esa alianza. El rumor lo postuló como posible alcalde sustituto, y como candidato del PT en el distrito 15, que a ese partido le corresponde encabezar en la coalición.

Y hubo más. También en la lista de candidatos posibles aparecieron los nombres del empresario Sergio Zapata Vales, el del ex priísta Juan Manuel Herrera, en Bacalar, y hasta el del ex magistrado Fidel Villanueva, que tendría su sueño electoral en MORENA. 

La lista continúa y es impropia de cualquier transformación política. Si no fuese políticamente trágico, sería una broma de mal gusto pensar que MORENA puede aceptar a esos personajes en sus filas. 

Pero lo peor es que es un lista real, y que cualquiera de todos esos nombres, y otros más insólitos, tiene posibilidades de ser candidato de esa alianza. Al entregarle los distritos 13 y 15 al PT (que apenas tiene entre mil y dos mil votos propios en esos distritos) MORENA abrió la puerta de la coalición a cualquier despropósito. 

Ya ni siquiera existe la esperanza de que Yeidckol ponga orden. La dirigente de MORENA se ha olvidado de Quintana Roo. Y por razones de peso. Está fuertemente enfrentada a los propios integrantes del CEN del partido, que no aceptan que ella ponga todos los candidatos en las diversas elecciones de este año. 

Públicamente ya ha tenido un cruce muy fuerte con el poderoso senador Ricardo Monreal, que no acepta que Yeidckol imponga al candidato en Puebla. Y en Quintana Roo no ha podido aún confirmar a Ricardo Velasco como su dirigente estatal. 

Todos esos datos que se han dicho son exactamente lo que parecen: MORENA es hoy un enorme desorden, y, al menos en lo que refiere a gran parte de Quintana Roo, está a un paso de ser un proyecto fallido.

LA ESPERANZA DEL OFICIALISMO 

En la alianza entre el joaquinismo, el PAN y el PRD hacen números y se entusiasman. Dan por sentado que habrá un impacto muy fuerte en el electorado por el mal gobierno de MORENA en el sur. 

En las dos ultimas elecciones, en OPB la gente ha utilizado su voto para castigar lo que no le gusta (una de ellas, la de 2018, la sufrió el joaquinismo) y quizá ésta sea la tercera, piensan. 

En la elección pasada, MORENA logró 18700 votos en el distrito 15  y 17800 en el 14, que son los de OPB. Esos números fueron alrededor del 40% de los votos en cada distritos, a lo que se le podrían sumar los 1200 que le sumaría el PT en cada demarcación. 

El PAN y PRD lograron algo más de 9 mil en cada uno de ellos, pero en la elección de 2016 habían logrado 10 mil más. O sea, en esa elección, les fue mejor a ellos que a MORENA en 2018. Esas voluntades están ahí, piensan, y están desilusionadas de MORENA. Son votos potenciales.

Incluso, creen que MORENA tendrá un problema extra en Bacalar, porque no lo gobierna y la proximidad del desastre de OPB se puede aprovechar. 

Un dato interesante es que MORENA ganó ese distrito, el 13, en la pasada elección, pero lo hizo con apenas el 25% de los votos, su más bajo porcentaje en el todo el estado. 

MORENA sacó allí 11800 votos y el PT 1800. Por otro lado, entre PAN y PRD lograron 10 mil; el Panal 6 mil, y el PRI 8 mil. Será una elección muy reñida.  

EL FACTOR AMLO

El único problema del oficialismo estatal se llama Andrés Manuel López Obrador. El Presidente tiene un nivel de popularidad insólito (ronda el 85%) y para colmo visitará Chetumal el próximo fin de semana. 

En el morenismo, todos esperan que la visita de AMLO sirva para levantar los ánimos, pero también para poner orden en el Cabildo de Othón P. Blanco y en el partido. Se sabe que si el Presidente da alguna instrucción concreta con respecto a quien será el próximo alcalde, o quienes los candidatos para la elección, nadie podrá ya oponerse. La palabra de AMLO es la solución natural e inatacable de las controversias en MORENA. 

El impacto electoral de López Obrador es imparable. En Baja California y Puebla parece que MORENA se encamina a triunfos históricos. Hasta hoy hay 30 puntos de ventaja entre el partido de AMLO y sus competidores. En Quintana Roo, los números dan más o menos igual, pero la lucha de cada distrito será cuerpo a cuerpo.  

La gran duda, aquí, será ver cuál de las estrategias logra imponerse. La de aquellos que intentarán pegar la elección al Presidente, y pedir el voto para él y no directamente para los candidatos locales. O si se impone la idea de que AMLO es una cosa, y MORENA Quintana Roo otra muy distinta. 

Ambas posturas son válidas y tienen argumentos para ser presentadas a la sociedad. Serán los quintanarroenses los que decidan si se le da el primer voto castigo al morenismo. O si AMLO merece otra oportunidad, aún cuando los suyos cometan tantos errores, y estén tan alejados de sus banderas políticas.  

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