En Órbita | Marcelo Salinas
La próxima semana podríamos tener fiscal general. El proceso sigue un curso normal, sin aparentes líneas ni injerencias como se especuló debido a la reforma constitucional que permite la competencia de foráneos. Aun cuando “no residentes” sí se inscribieron (lo cual justificaría la enmienda), nadie puede sentirse ganador.
En ciertos círculos se maneja la idea de que no habría “bola cantada” por dos supuestas razones: o ha sido un procedimiento sinceramente limpio, o los que decidirán mantienen una secrecía absoluta, lo cual es improbable. Está por verse.
Con ese panorama ha llamado la atención quiénes se han postulado. Fueron 20, aunque quedará la mitad o menos en las próximas horas.
Mucho se ha dicho sobre uno de los fuereños, pero se ha perdido de vista a quienes juegan de local, más aún a los que han recibido el respaldo de sus colegas, un logro por sí mismo. En particular, a Leopoldo Cruz Navarro, promovido por la Barra de Abogados de la Riviera Maya, de la cual es fundador.
Tiene el respaldo de 10 grupos entre Colegios y Barras, contando la suya. Es, de hecho, el que más apoyo acapara, pues además se han pronunciado en su favor empresarios, representantes de organizaciones no gubernamentales, personal de la propia Fiscalía y ciudadanos interesados en la cosa pública.
Conocedor de la situación gracias a su trayectoria como oficial, secretario, actuario y director de Averiguaciones Previas en la entonces Procuraduría de Justicia, y actualmente como abogado litigante, el maestro en Derecho ha presentado un plan con tres ejes de los cuales se desprenden otros ya que las carencias y los retos son diversos.
Primero propone dignificar a la institución. Ello implica mejorar las condiciones labores en todos los sentidos, desde los roles de acuerdo con los perfiles de los empleados, hasta incrementar los recursos materiales para su desempeño, pasando por duplicar el salario.
En segundo término pretende robustecer la transparencia, o sea, mostrar los recursos, hacia dónde van y cómo se aplican. No solamente se trata de buscar más dinero, sino de transparentar su aplicación y optimizar el gasto. Se debe informar a quien corresponda; por ejemplo, en lo de las licitaciones, que debieran ser públicas.
Y el tercero es mejorar la operatividad, desterrando el compadrazgo y el amiguismo. La selección y el ascenso deben darse con base en los méritos, impulsando la apertura a las nuevas generaciones.
A priori, Leopoldo Cruz ha convencido a la mayoría de su gremio organizado. Lo demás, pronto se sabrá.